La alejó de su lado,
como quien aparta un mosquito de un manotazo.
En el gesto, se olvidó de que fue él quien entró en su vida
rompiendo los hilos que la sostenían anclada a sus raíces.
Ahora, sola y perdida en los recuerdos,
a merced de todos los vientos,
naufraga en los mares de la cordura
y es peregrina de caminos solitarios.
Sin embargo, aún conserva un corazón grande,
que infatigable, va atesorando pequeñas dosis de valor
para alejar la melancolía y conquistar la ilusión.
como quien aparta un mosquito de un manotazo.
En el gesto, se olvidó de que fue él quien entró en su vida
rompiendo los hilos que la sostenían anclada a sus raíces.
Ahora, sola y perdida en los recuerdos,
a merced de todos los vientos,
naufraga en los mares de la cordura
y es peregrina de caminos solitarios.
Sin embargo, aún conserva un corazón grande,
que infatigable, va atesorando pequeñas dosis de valor
para alejar la melancolía y conquistar la ilusión.
Huele todo el texto a ese estado de ruptura, con ese típico dolor que produce el vacío tras de una separación. Bueno, dicen que... a males de amores, el remedio son amores, pero claro, no es tan fácil...
ResponderEliminarUn beso
Tienes razón, no es tan fácil. Gracias por llegar hasta aquí y comentar. Un abrazo. Soledad
EliminarTodo ocurre en nuestro favor, no hay nada que temer, se recuperará y mirará hacia atrás bendiciendo la desgracia de ahora. Me gusta tu poema como me gustan tus ojos, merecedores de un poema.
ResponderEliminarBesos
Lo sé, Francisco. El tiempo y las ganas consiguen casi todo. Gracias por tus siempre amables palabras. Un abrazo. Soledad
EliminarAhora soy yo quien se entromete en tus versos para deslizar la idea de que es la melancolía la que debe apartarse a manotazos, como mosquitos,como los malos vientos, como los peores recuerdos...
ResponderEliminarPoquito a poco, Juan, poquito a poco...
EliminarMe llena de orgullo que un paisano -aunque estés fuera de estas tierras- se pase por aquí. Un abrazo. Soledad