Yo confieso
Que hay noches que te conjuro
y regresas al hueco de mis caderas.
En esas noches sin rostro,
el reloj detiene la hora.
Clímax del segundo
en que fuimos sal y miel,
simbiosis perfecta bajo la luna.
Yo confieso
Que guardo tus sabores en mi copa,
exótico deleite que retorno
cuando la sed, desierto sin oasis,
cuando la sed, desierto sin oasis,
abrasa mis labios.
Yo confieso
Que es tu piel lo que buscan mis manos,
palomas de horizontes difusos,
entre los pliegues de las sábanas.
Yo confieso
Que eres tú, sólo tú y siempre tú.