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Los pájaros de la memoria






Hay mañanas,
en las que los pájaros que te cruzan la mirada
se llevan en su vuelo tu sonrisa.
Entre lágrimas, tu voz de arena
rescata del desierto una plegaria
que nunca acabas y son tus dedos de alambre
los que tejen los recuerdos.

Regresas niña jugando en la escalera,
y aprietas en tu pecho esa la vieja muñeca
que solo ves tú. Pero al salir del trance,
lloras con desconsuelo rogándonos
que no soltemos tu mano porque
te sientes perdida.

No te rindas, luchadora.
La garra que amenaza con llevarse tu memoria,
es fuerte, pero no invencible

Soñar es vivir más veces

Divisé al viejo Anselmo sentado en su puerta, con la boina cubriéndole parte de la cara. Dormitaba como de costumbre, o al menos eso pensé yo. Me acerqué intentando no hacer ruido y observé que sonreía con una mueca que inundaba de luz su rostro ya viejo y arrugado. ¡Estará soñando! me dije, y sonreí también mientras me alejaba silenciosamente.

Si hubiera podido asomarme a sus sueños, lo hubiera visto allí, pasmado, mirando sin pestañear a una chiquita que lavaba la ropa en el río. Debido al esfuerzo que tenían que hacer sus pequeñas manos, rodaban dos perlas de sudor sobre su frente y de vez en cuando, ella levantaba el brazo para secarlas. Luego se inclinaba de nuevo sin ser consciente de que al hacerlo, dos incipientes pechos asomaban por su escote turbando al muchacho y acelerando su pulso.

Hubiera visto también, cuando años más tarde, convertido en un hombre de anchos hombros y fuertes brazos, depositaba en el lecho a la misma muchacha; más madura pero más bella si cabe. Y cómo sus toscas manos se volvían delicadas al despojarla de los velos blancos, que ante un Anselmo emocionado, ella luciera aquella misma mañana en el altar

Y por fin, los hubiera visto a los dos, ya mayores, en silencio -entre ellos, sobraban las palabras- la mano de ella descansando temblorosa sobre la de él, sentados ante el fuego de la chimenea y observabando absortos como se consumían los maderos convirtiéndose en ascuas. Probablemente pensarían, que al igual que el fuego devoraba la leña, el tiempo lo hacía con sus vidas, sin embargo, en el fondo de su retina, la llama iluminaba la profunda felicidad que los embargaba.

Me fui de allí sin saber, que la magia de los sueños daba a Anselmo la oportunidad de vivir muchas vidas como la que se llevó el tiempo.

Resistir

Si la base de nuestra frágil vida
se apoya en el cristal que se quiebra
en el primer suspiro, para qué gritar al viento
si el eco nos responde con silencio.

Si entre el Norte y el Sur, la distancia
la rubuca el calor que arrebata mis mejillas
y el frío que desprende tu mirada,
cómo evitar que el corazón se precipite al vacio.

Ni siquiera este cordón que hoy anida nuestros sueños,
tendrá la fuerza suficiente para sobrevivir a la caída.

Se acabó la función


Un grupo de hombres, arrastran la resaca
camino del vertedero.

Los trailers, en el Real de la Feria, vomitan humo negro
cargados del cartón piedra y el oropel
que ayer hacía brillar la noche en los ojos de los niños,
y por qué no, también en los de algún adulto
que se resiste a perder del todo la inocencia.

La música decadente de los carruseles y las tómbolas,
es sustituida por el ruido de los cláxones
que han vuelto a tomar la calle hasta que vuelvan las fiestas.

La ciudad entera, oculta sus ojeras
con los paneles publicitarios que anuncian la vuelta al Cole.
Se viste de gris y calza de negro para ir a tono con sus habitantes,
atareados en guardar las corbatas, chales y bisutería;
mientras desempolvan libros, maletines de ejecutivo,o cajas de herramientas.

Los políticos, ya han subido a sus atriles,
negocian presupuestos a espaldas de a los que ayer daban la mano
y una palmadita en el hombro.
Fugaz espíritu de hermanamiento
que dura mientras la balanza se inclina del lado de sus intereses.

Pero un año pasa pronto si no te quedas en el camino.