
El hombre nace libre, pierde sus alas al nacer.
Luego, durante toda la vida
se empeña en que le crezcan de nuevo.
Luego, durante toda la vida
se empeña en que le crezcan de nuevo.
A veces, estas alas recien nacidas,
son tan frágiles que solo le permiten
planear a ras de suelo.
Tan a ras del suelo, que los charcos
las mojan haciéndolas inservibles.
Pero yo sé de un lugar
en donde adquirir alas indestructibles,
que te permitirán volar alto y tan lejos
como llegue tu imaginación.
En ese lugar
podrás encontrar tantas como libros
descansan en sus estanterías.
Tan a ras del suelo, que los charcos
las mojan haciéndolas inservibles.
Otras, se engaña construyéndolas de plástico, y el primer rayo de sol, las derrite con su calor.
Pero yo sé de un lugar
en donde adquirir alas indestructibles,
que te permitirán volar alto y tan lejos
como llegue tu imaginación.
En ese lugar
podrás encontrar tantas como libros
descansan en sus estanterías.
(Fotografía tomada prestada del foro de Ruiz de Aloza)
Bravo!!! Sabia reflexión que sin duda comparto. Mis mejores viajes los hice siendo un niño que aprovechaba la siesta para convertirse en pirata, bucanero, explorador, marinero...tantos y tantos personajes como libros leí. Costumbre que me ha acompañado desde entonces. Saludos desde este mar agitado en que se ha convertido esta tarde de otoño.
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