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Se mueve el mundo

De su mundo queda:
Un tiempo del pasado desgajado a mordiscos,
heridas que aparecen tras la piel como ladrillos rojos bajo cal viva.

Una boca que calla,
una sonrisa encarcelada, embutida en un corsé social construido con silencios.

Pero sus ojos… No hay barrotes para sus ojos.
Vuelan tan alto y tan lejos como lo esté su horizonte,
o se pliegan escondiendo sus misterios con un leve parpadeo.

Por una mirada suya,
por un brillo de estrellas en sus pupilas,
se mueve el mundo.

Ese mundo que a veces, nos sorprende generoso

Añoranzas

En perpetua transición entre el ayer y el hoy
 me llegan los recuerdos rescatados al olvido,
como si un eco de campanas muy lejanas
quebradas por el golpe del badajo
desprendieran esquirlas de metal narcotizante
y se clavaran en la mente paralizando la memoria.

 ¡Qué lejos queda ese pasado idealizado!

Transitábamos por las tardes estivales
sentadas en el quicio de la puerta
hilvanando las costuras de la vida,
remendando frustraciones
o bordando (des)esperanzas
sobre un lienzo cuajado de puntadas invisibles.

 Añoranzas de una vida ya vivida.