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Recuerdos

No se trata de escribir nada importante aunque la pluma sea docta –que no es el caso- y la inspiración desbordante –que tampoco-. Se trata de rescatar, a través de los recuerdos, aquellos instantes que marcaron una existencia tan lejana como presente en la memoria.
Flores secas encerradas en lo alto del estante prisioneras entre las páginas de un libro olvidado. Algunas cuentas de un collar de coralinas -las otras, se quedaron entre las hojas secas del parque una tarde gris y ventosa del otoño-. Un par de entradas de un cine de verano aquella inolvidable tarde en el que "el explendor en la hierba" se salía de la pantalla.
Bien atado, con cintas de raso verde, -igual porque es el color de la esperanza- un montón de sobres sin abrir ya que nunca fueron enviados. Cartas escritas con mano temblorosa, algún que otro tachón, y por supuesto, la firma rubicada con un gran corazón carmesí atravesado por la flecha de un cupido sin puntería. A ellas, a las cartas, las privé de la aventura de un viaje en el viejo y oxidado vagón del correo. A su destinatario, tal vez, de muchas risas…y alguna lágrima. y a mi, de la emoción de esperar al cartero cada mañana.