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En el juego del amor





Mientras no te olvide,
mientras me despierte soñando contigo
y al saberte lejos, lejos y perdido,
las lágrimas broten como lluvia fina
dejando en mi cama su rastro de sal.


Mientras cada mañana
maquille mi cara con una sonrisa
que cubra la pena, y acepte sin ganas
halagos y citas sólo por olvidar.


Mientras cada tarde, cuando la luz oscurezca
y las persianas bajen ocultando la vida
que esconden detrás, y yo apoye mi frente
sobre los cristales buscando en las sombras
algún resquicio donde poderme  agarrar.

Y al caer la noche, me aleje de allí, resignada,
con la esperanza de que el sueño me haga olvidar
que cuando se juega apostándolo todo
se corre el peligro de nunca ganar.

Mientras eso ocurra, no encontraré fuerzas
para levantarme y volver a empezar.




Los pájaros de primavera



Cuando las ramas de este árbol desnudo
se vistan de primavera,
habrá pájaros que regresen a recuperar su nido.


Si tú ya no regresas, si ya te has cansado de volar,
es probable que hayas decidido
construir el tuyo en tierras más cálidas
para no tener que abandonarlo cada invierno.

Tú rama quedará desnuda sin el calor de tus alas,
pero llegará el verano, y el sol, y otros pájaros,
la vestirán de nuevo.


Cosas mías


Hoy la noche está helada...



Me siento tan frágil
como esa planta cubierta por la nieve
que quebrará al primer soplo
de viento de la mañana.


Tan sola, como una flor de invierno
en el jardín sin color

Tan  vulnerable, que esta noche
me acurrucaría en tu hueco
esperando al sueño
y dormiría feliz
arropada por tu aliento
aunque mañana amaneciera
helada.