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Se mueve el mundo

De su mundo queda:
Un tiempo del pasado desgajado a mordiscos,
heridas que aparecen tras la piel como ladrillos rojos bajo cal viva.

Una boca que calla,
una sonrisa encarcelada, embutida en un corsé social construido con silencios.

Pero sus ojos… No hay barrotes para sus ojos.
Vuelan tan alto y tan lejos como lo esté su horizonte,
o se pliegan escondiendo sus misterios con un leve parpadeo.

Por una mirada suya,
por un brillo de estrellas en sus pupilas,
se mueve el mundo.

Ese mundo que a veces, nos sorprende generoso

3 comentarios:

  1. Tienes razón, el mundo lo mueven las cosas sencillas y bellas, por ejemplo, como tus ojos. Los del poema y los que encabezan tu blog aunque en estos últimos, yo veo mucho más que estrellas. Preciosos versos. Besos, todos.

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  2. Gracias Pablo por tu amabilidad y estar siempre ahí. Un abrazo

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  3. ¡Gracias por encontrarme! ¡Gracias por este encuentro donde las palabras tienen el noble sentido de sacarnos de la cárcel de nuestro yo!
    No hay barrotes que impidan circular al pensamiento, ni fronteras que no sean traspasadas por los poetas.
    ¡Felicidades por tu blog!

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