Qué nos quedará en otoño
cuando la luz nos tiña de grises
y el alba nos sorprenda
cubriéndonos con su lengua de acero.
Si enmudecen nuestros cuerpos,
si hibernan las caricias,
quedarán los sueños exentos de azul,
y algunas flores enmarcadas en pan de oro,
para recordarnos, que dentro de nosotros
aún late la primavera.
Sencillamene, tierno y bonito como tú.
ResponderEliminarTan lleno de metáforas y tan logradas que me has emocionado.
Un abrazo, compañera.
¡Quién sabe, María! Cuando se sueña en blanco y negro podemos estar filmando caricias fallidas, besos crudos o quién sabe si lluvia ácida.
ResponderEliminar"¿Qué nos quedará en el otoño? " Ahí , ahí está
ResponderEliminarmi afán en pleno otoño para mí...
Y gracias por tu comentario certero. Escribí
esos versos al bajar del autobús y justamente frente a unas señoras que iban muy enlutadas con flores, cerca ya del cementerio, pero hablando con una especie de alegría que me sacudió...
María, hay que dar rienda suelta al amor esos dias de Otoño, porque si no se queda mustio y sombrío y las noches son muy largas.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu poema, claro, directo y sincero.
Un fuerte abrazo
que nunca estemos exentos del azul...
ResponderEliminarpreciosas palabras para estos dias de invierno primaveral...
un beso muy muy fuerte desde el mar azul...