Intuyo los reproches silenciosos
de todas las mujeres que hay en mí.
Ellas, que amaron y sufrieron conmigo,
que se hicieron fuertes con mi fortaleza
creciendo a mí ritmo
y afrontando el desanimo con mi entereza,
no me juzgan.
¡Callan y esperan!
Tienen la certeza,
de que un día, más tarde o más temprano,
acortaré mis vestidos,
subiré a mis tacones,
y regresaré.
Pisaré fuerte de nuevo por la vida.
No lo olvides: nadaie te ama como tú y aquellos que te habitan.
ResponderEliminarPues claro que sí María, tenemos que ser nosotros mismos ante todo y caminar siempre de frente.
ResponderEliminarAquellos que entienden que la lucha es dura, porque han tropezado y se han caido, no pierden el tiempo de prejuzgar a aquellos, que con valentía predican su mismo ejemplo.
Un abrazo
Francisco, Muchas gracias por tus palabras de ánimo. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGaleote
ResponderEliminarLa misma vida que nos hacer caer, nos obliga a levantarnos. Sería muy egoista no hacerlo así. Muchas gracias por tus palabras.
Un fuerte abrazo.