En perpetua transición entre el ayer y el hoy
me llegan los recuerdos rescatados al olvido,
como si un eco de campanas muy lejanas
quebradas por el golpe del badajo
desprendieran esquirlas de metal narcotizante
y se clavaran en la mente paralizando la memoria.
¡Qué lejos queda ese pasado idealizado!
Transitábamos por las tardes estivales
sentadas en el quicio de la puerta
hilvanando las costuras de la vida,
remendando frustraciones
o bordando (des)esperanzas
sobre un lienzo cuajado de puntadas invisibles.
Añoranzas de una vida ya vivida.
Es muy habitual ensalzar el pasado (tal vez por eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor), y degradar el presente o incluso, el futuro. No obstante, ésto no es un crítica a tu poema que me parece un recuerdo muy bien tratado y con mucha garra, además, no puedo juzgar tu opinión sobre el presente y el futuro porque no lo conozco pero estoy seguro que sería muy interesante. Un abrazo y toda mi admiración.
ResponderEliminarsiempre es bueno añoar recuerdos vividos, ay veces,que insistimos en olvidarlos..
ResponderEliminarmil abrazos llenos de ternura para tu presente
es una pena que publiques tan espaciado en el tiempo.
ResponderEliminarComo siempre tu decir poético es tan transparente como autentico.
Un beso.
LUIS
Muy bien cosido al hilo de la vida.
ResponderEliminarGracias por entrar de nuevo en mi blog.
Un abrazo