Seguidores

Una gota de café.

He abierto el libro al azar, lo leí hace años, exactamente en el verano del 86. He ido pasado las páginas y leyendo algunos párrafos, hasta que poco a poco, he recordado de qué iba. Al llegar a la página 116, me he quedado un instante en suspenso mientras un mundo de recuerdos dormidos ―que no olivados―, me ha golpeado con tanta fuerza como si acabaran de pasar. En una esquina del libro; una mancha oscura de tonalidad difusa, entre marrón y gris, casi impide que se pueda leer lo que hay escrito debajo. Como en una tira de aquellos fotomatones ―hoy en desuso―, han ido pasando por delante de mí cada uno de los instantes de aquella tarde. Me he visto recostada en un extremo del gran sofá color melocotón con un libro en las manos, mientras disfrutaba de una humeante taza de café. Te he visto a ti en idéntica posición, pero en el extremo contrario. Como siempre, sin premeditación, nuestros pies se han enzarzado en una batalla por ver quien era el primero en dejar indefenso al otro con un bombardeo de cosquillas. Por supuesto, yo te he vencido. Has reaccionado levantándote bruscamente y con el movimiento has golpeado sin querer la taza, se ha derramado parte del café salpicándonos al libro y mí. Me he estremecido al recordar como, en un momento, arreglaste el estropicio usando tus labios como si fueran de algodón absorbente y recogiendo de mi escote cada gota del aromático líquido. Con una nostálgica sonrisa he colocado de nuevo el libro en la estantería; no sin antes acariciar con mis dedos esa mancha que siempre hablará de tu presencia. He regresado al sofá que ahora es blanco y frío. En el otro extremo, un montón de cojines de colores ocupan todo el espacio. Sobre la mesa, intacta, la taza de café hace rato que ha dejado de humear y su amargo contenido, se ha quedado frío.

7 comentarios:

  1. Sugerente historia la que nos traes hoy. Es un placer deslizarse por las sensaciones contigo.
    Un fuerte abrazo.
    P:D: Así que cosquillas en los pies...ummm :-)

    ResponderEliminar
  2. Gracias por escribir de este modo. Nada mas hicieron falta las cosquillas.
    Saludos Mar.

    ResponderEliminar
  3. Es hermosísimo, María. Dejas jirones de piel en cada letra que escribes y eso es de agradecer, porque esa es la única forma de llegar a los demás, de transmitir.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Gracias por hacerte cómplice de mi nave. Hay mucha calidad en tu blog. Saludos!

    ResponderEliminar
  5. Pablo...

    Gracias amigo, tú siempre tan amable.
    Besos

    ResponderEliminar
  6. Jose Joel Rios...
    Gracias a ti, Jose, para mi es un placer que vengas a visitar mi rinconcito.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  7. Hermosa manera de evocar un momento tan hermoso y sublime.

    Mis felicitaciones.

    ResponderEliminar