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Intrusión

La alejó de su lado,

como quien aparta un mosquito de un manotazo.

En el gesto, se olvidó de que fue él quien entró en su vida

rompiendo los hilos que la sostenían anclada a sus raíces.

Ahora, sola y perdida en los recuerdos,

a merced de todos los vientos,

naufraga en los mares de la cordura

y es peregrina de caminos solitarios.

Sin embargo, aún conserva un corazón grande,

que infatigable, va atesorando pequeñas dosis de valor

para alejar la melancolía y conquistar la ilusión.

6 comentarios:

  1. Huele todo el texto a ese estado de ruptura, con ese típico dolor que produce el vacío tras de una separación. Bueno, dicen que... a males de amores, el remedio son amores, pero claro, no es tan fácil...
    Un beso

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    1. Tienes razón, no es tan fácil. Gracias por llegar hasta aquí y comentar. Un abrazo. Soledad

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  2. Todo ocurre en nuestro favor, no hay nada que temer, se recuperará y mirará hacia atrás bendiciendo la desgracia de ahora. Me gusta tu poema como me gustan tus ojos, merecedores de un poema.
    Besos

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    1. Lo sé, Francisco. El tiempo y las ganas consiguen casi todo. Gracias por tus siempre amables palabras. Un abrazo. Soledad

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  3. Ahora soy yo quien se entromete en tus versos para deslizar la idea de que es la melancolía la que debe apartarse a manotazos, como mosquitos,como los malos vientos, como los peores recuerdos...

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    1. Poquito a poco, Juan, poquito a poco...
      Me llena de orgullo que un paisano -aunque estés fuera de estas tierras- se pase por aquí. Un abrazo. Soledad

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