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La Cita

Ha esperado a que la noche caiga completamente y el silencio –roto por el canto de las cigarras y algún ladrido lejano – se adueñe del pueblo.
Una suave brisa mitiga el calor de la tarde moviendo rítmicamente las cortinas que cubren los ventanales.
Ella, está a oscuras en medio de la habitación. Los ojos muy abiertos y el cuerpo tenso como las cuerdas de una guitarra; espera a que se apague la última luz de la vivienda.
Ha llegado el momento, de un ágil salto sube a la ventana. Desde allí, es fácil llegar al tejado del cobertizo, sus pasos se mueven con cautela por el desnivel que forman las tejas. Se asoma y comprueba que la calle está desierta. Desciende con la pericia de quien lo hace habitualmente y se pega a la fachada para ampararse en la sombra de los muros. A cada paso que da, se detiene y observa en todas las direcciones hasta asegurarse de que nadie la sigue.
La luna, inmensa, brilla en el cielo que parece un lienzo de terciopelo negro cuajado de estrellas. Cómplice, la acompaña hasta las afueras del pueblo. Allí toma un camino que la conduce hasta el río. Se detiene a la orilla, en un claro entre juncos y cañaverales y se recuesta sobre la hierba húmeda por el rocío.
Los minutos disparan su corazón y el recuerdo de otras noches la enerva. El rumor del agua y el croar de las ranas acompañan su espera. ¡Sabe que él vendrá!
De pronto, una sombra, cubre completamente la suya. ¡Ya está aquí!, se dice, y una mueca de triunfo se dibuja en su boca. Busca los ojos del visitante, que en la oscuridad, adivina rojos, febriles. Apenas son grietas que dirigen hacia ella dos haces de fuego para recorrerla con lentitud y hacer que arda de deseo.
Arquea el cuerpo esperando la embestida y se prepara para el escarceo. Un gemido sale de su garganta helando la noche.
De madrugada, la luna se oculta tras los velos del alba, y ella, regresa rota y feliz, lamiéndose las heridas, desanda los pasos que la condujeron al río. Cuando amanezca, volverá a ser la gata que ronronea mimosa entre las piernas de su dueña.

6 comentarios:

  1. Sevillanas dice...jotas o sardanas, lo que quiera, pero que regrese pronto.
    Un relato precioso, sensual, bien construido. Por fin empiezas a dar señales. Besos relamíendo las heridas.

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  2. Un relato que me ha encantado pues me ha mantenido intrigada hasta el final. Muy bien escrito, perfecto diría yo.

    Gracias por visitar mi blog, por comentar y por tu seguimiento. Espero que ahora que nos conocemos, sigamos compartiendo a través de nuestros blogs.

    Un fuerte abrazo

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  3. Un buen relato que mantiene la intriga hasta el final. Un abrazo

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  4. Ah, ¿pero era una gata? Me gusta el relato, es muy realista y sutil, la historia va in crescendo hasta acabar con un final imprevisible. Has puesto una sonrisa en esta mañana tan...de lunes después de unas elecciones. :-)
    Un beso, rubia.
    No te vendas tan cara!

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  5. Intriga y sexo.
    Me ha gustado tu gata. Que hay mejor que lamer heridas de prados...
    Un beso irlandés, de una gata madrileña.

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  6. me ha gustado, le felicito.
    un saludo
    yo

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