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Ella


Desde que ella se fue,
sólo brilla su retrato en tu mesita.
Lo demás, se asfixia bajo el polvo y la desidia.
Apenas te importa más vida que la que abarcan tus ojos;
el resto, es un espiral que se desintegra a tus espaldas.

Cada noche te acomodas en la barra de un bar cualquiera
sin más interés, de que te sirvan el café cargado y bien caliente.
O que la rubia de la barra te roce con sus caderas cuando pasa por tu lado.
Sólo a veces, murmuras unas palabras que se pierden con el ruido
dejando en tus labios los restos de una mueca indescifrable.

Hace tiempo, construiste una isla perdida en medio del océano de tu memoria
en la que habitas con su recuerdo.
Refugiado en la piel y en sus arrugas.

1 comentario:

  1. Hay personas que no superan la ausencia del ser querido. Interesante forma de tratar el tema, me han gustado esas pinceladas que dan un matiz diferente. Un abrazo y hasta pronto.
    Pablo.

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