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Lola, tacones rotos, melena al viento
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No sé si mi análisis es correcto. Yo he querido leer aquí el drama de la prostitución y, por desgracia, la de las prostitutas es una vida en la que dificilmente se ganan partidas.
ResponderEliminarMe ha gustado el poema y me ha gustado la sensibilidad con qué has tratado el tema.
Un abrazo, María
"Cuando por fin cerré la puerta detrás de mi y me quedé sola, di rienda suelta a mi vena infantil y lo primero que hice como de costumbre, fue tirarme de golpe sobre la cama y dar unos cuantos saltos que para mi satisfacción"
ResponderEliminar¿Te suena? Me gusta.
Besito.
Pues yo lo interpreto como que el cocodrilo se come al guardia, y entonces la vieja del sombrero es cuando salta por la ventana y...
ResponderEliminarEs broma.
Ya sabes, eso que se hace para que otro se ría.
Uy, pues no te ríes. Que raro.
Eso también es broma.
Besito, María.
No es broma, recuerdas..? Cuando el cocodrilo saltó por la ventana, se cargó el toldo del tendero y como éste tiene muy malasssssss pulgas, hizo paté de cocodrilo. Agggggggggg, que asco!
ResponderEliminarjajaja, me encantaron tus visitas. Un beso.
Gracias Ana, tienes razón, no es nada fácil la vida para muchas mujeres. Para las prostitutas, menos aún, sobre todo, si se es joven y se está deslumbrada por el falso lujo. Un abrazo amiga.
ResponderEliminarAl otro lado del río, el dorado para muchos jóvenes y no tan jóvenes. Un poema social y más actual de lo que desearíamos. No seas tan perezosa. Un beso.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarVaya, otra vez estoy desentrenado. -:)
ResponderEliminarNo por subir más alto se ve más claro. Me ha gustado mucho el final, haces un juego de palabras muy interesante. Un besazo.
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