
El último instante
Podía escuchar a lo lejos, cada vez más lejos,
el murmullo de la vida que exuberante,
explosionaba aquella mañana de fin de junio.
Más cerca, a su lado,
un leve crujir de hojas movidas por el viento,
fue el soplo postrero que lo acompañó
mientras indiferente, se resignó a su destino.
Deshojó lenta, pero intensamente,
los días, las horas y los minutos
pasados junto a ella, y sus labios
formaron una mueca que quiso ser sonrisa
sin llegar a conseguirlo.
Se recreó en la caricia de su pelo negro,
el fuego de sus ojos o el manantial de su boca
y se dejó llevar por los recuerdos que se le alejan
mientras un velo gris, denso e implacable,
va extendiéndose delante de sus ojos.
Lentamente, se rinden sus parpados
en el último instante antes de partir.
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