Nos encontramos de noche
cuando el barco zozobraba
perdidos en el oleaje
lejos de cualquier playa.
Fuimos dos sombras solitarias
que bajo la luna se unieron,
para secarse las lágrimas
y pintar una sonrisa.
Tú me hablabas de tu vida
yo lo hice de la mía,
entre pena y pena
construimos la alegría.
Hoy tus manos generosas
depositan en las mías
el valor que hace falta
para regresar a puerto
y edificar allí otra vida.